El día de antier me invitaron a una fiesta, bueno, no me gustan las fiestas, creo que al cabrón sin tetas que cumplió años, tampoco le gustó su fiesta. Y es que le regalé un cirio.
Un día en prisión, Liendres el compañero de celda me dijo:
-Ya valió verga pinche Tuks, ha llegado éste cabrón, ¿Sabes que su hermano es homosexual?
No sé nada de éstos cabrones Liendres –Le respondí yo.
-Bueno, su hermano el joto está en la grande, sí, en la escuela y cuando entró le hicieron la luciérnaga.
-¿Luciérnaga? ¿Qué pinches es eso Liendres?
-Eso se lo hacen a los gay en prisión, les bajan el pantalón, les quitan los calzones y les ponen un cigarro en el culo prendido y ellos se ponen a bailar con el pitillo prendido hasta que se apagué.
-Ah, debe ser de puta madre hacerle eso a los gay.
-Sí, la escuela no es tan aburrida después de todo.
Entonces el gay al enterarse de que el cirio era para pasar semanas y semanas haciéndose la luciérnaga me corrió de su fiesta.
No volveré a ír a fiestas gay, si alguien de aquí me conoce, por el amor de Dios, no quiero que me inviten con esas putas, son muy sensibles y no les gustan los cirios.
Si ustedes son invitados algún día a una fiesta de gays (Y no digan que no les gustan putas, porque siempre andan de gandallas, pinches xoconostles) hagan un regalo de un cirio, velitas de posadas, lucecitas ó cualquier cosa que prenda y se le pueda encajar en el culo, quizá los manden a la mierda o les den las gracias.
Iván
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